De verdad ¿quieres cambiar al mundo? Hasta ayer tuviste la potestad de colocarle nombre a todos los seres vivos. Hoy, Alma América y yo, podemos llamarnos como nos dé la gana. Ayer decías agua y se producía el agua, hablabas de amor y te entendían hasta las luciérnagas que, como exabruptos de Dios, iluminaban tus noches pecaminosas. De pronto los truenos te perdieron el respeto, y todos los animales quisieron morderte primero.
Respiraste hondo y huiste a lugares más privados al sentirte desnudo. Se esfumó el paraíso supremo y el sudor brotó de tus poros como dolor de parturienta. Solo y expulsado concebiste la tarea de sojuzgar al mundo empezando por fecundar seres tan contrarios como tus hijos. Procreaste al primer asesino, la primera envidia, la primera deslealtad. Tu lado bueno está enterrando ahora mismo a Abel y a la vez diseminando una raza maldita por el mundo, Alma América y yo incluidos.
Dime, ¿aún existe la esperanza?
Mientras abre sus piernas, Eva mira al cielo preguntándose si será ella, y no tú, la elegida para transformar la tierra. Se confunde al entender que de sus genes salió la daga criminal que hoy continúa exterminándonos.
viernes, 18 de enero de 2008
Me llaman Calle
Tu nombre es María Magdalena, pero te llaman Calle. Todas las noches descubres algo inmenso gestándose en tus profundidades. Desconoces su significado, quizás sólo sea un estigma. Esas manifestaciones recrean ideas, que se pierden entre cruces y lamentos, como palabras indefinidas que te absorben.
Desde niña esas imágenes buscan humanizarte. Recuerdas que todo empezó el día que te Apodaron Calle, los insultos eran frases tan disímiles como bala perdida, y tú cansada de tanto amar, les reprochabas, que le hago pues hija, si así me disparó la vida. Te gritaban Calle cuando despertabas y aún en tus pesadillas. Y pasaron los inviernos y te cansaste de subir a los carros que perseguían, sin apuro, tus esquinas bifurcadas.
Hoy esa Calle se rebela a las circunstancias marcadas de tu vida. Y de calle sufrida, calle tristeza, levantas la mirada y descubres nuevamente luces que recrean imágenes: cruces y montes, lamentos y lágrimas.
Sigues esperando al que juró volver a recogerte, pero aún no ha llegado. Vives segura de que vendrá ese hombre bueno que te dirá ven, sube guapa, y por fin ese día dejarás de ser Calle, puta vacía, para convertirte nuevamente en princesa.
Desde niña esas imágenes buscan humanizarte. Recuerdas que todo empezó el día que te Apodaron Calle, los insultos eran frases tan disímiles como bala perdida, y tú cansada de tanto amar, les reprochabas, que le hago pues hija, si así me disparó la vida. Te gritaban Calle cuando despertabas y aún en tus pesadillas. Y pasaron los inviernos y te cansaste de subir a los carros que perseguían, sin apuro, tus esquinas bifurcadas.
Hoy esa Calle se rebela a las circunstancias marcadas de tu vida. Y de calle sufrida, calle tristeza, levantas la mirada y descubres nuevamente luces que recrean imágenes: cruces y montes, lamentos y lágrimas.
Sigues esperando al que juró volver a recogerte, pero aún no ha llegado. Vives segura de que vendrá ese hombre bueno que te dirá ven, sube guapa, y por fin ese día dejarás de ser Calle, puta vacía, para convertirte nuevamente en princesa.
domingo, 30 de diciembre de 2007
Iniciación
Escribe estos versos entre lágrimas
Como un ser desprovisto de pasiones
Sin ojos y sin lengua, sin saliva y sin córneas
Con ese aroma descuartizado del pasado
Donde sus dedos artríticos
Con la esperanza del dolor y del delirio
Siguen creando
Siguen tecleando las sílabas
De esta rabia que le oprime los sentidos
¡Reclamo sus tristezas!
Escribe en una sala que desconoce
Se reencuentra en el recuerdo y la nostalgia
Con desordenados muebles cojos
Un reloj sin tiempo
La mesa inquieta de aquellos desayunos hambrientos
Ventanas cansadas, infértiles
Aquél espacio no intenta simular un antiguo campo de batalla
Sin embargo lo es
Su aliento descubre a esos guerrilleros bajitos
Sin futuro en el país
Aunque ahora vestidos de mayores desesperanzas
Ellos han convertido una vez más aquella sala
En un campo de concentración
Las únicas prisioneras son las arañas
Que amenazaban sus pesadillas
Y nuevamente, desvergonzados
Entierran su locura
En fosas comunes
Donde tiritan de frío
Los mismos compinches de su niñez trastocada
Descubre la pintura herida de antaño
Los azulejos dispares
El mismo aroma a adobe húmedo
Que tiene prisionero a todo el barrio
Y que vuelve a incluirlo en su lista de novatos
¡Reclamo sus recuerdos!
Sigue escribiendo en una casa que fue suya
En el tiempo de su infancia
Se apoderó de su espíritu
Suyo fueron su silencio, la tristeza, su miope alegría
Convivió con sus fiestas alocadas
Soportó, heroicamente, los escasos años que pesaban sobre sus padres
Suyo fueron sus compadrazgos
Y el imperfecto deambular de sus hermanas.
¡Reclamo su pasado!
Describe todo un barrio que le ignora
Que le asusta con sus noches filudas
En sus sueños le persiguen fantasmas
Ofendidos porque nunca retrocedió
Son siluetas del pasado que desean inducirle
Le piden un Sol o cien Pesos o un Euro
Y él desde su bolsillo inmisericorde
Les niega el saludo
Regalándoles un pan
Que devoran ante sus dientes obscenos
¡Reclamo su esperanza!
Escribe y desaparece en un país que desea cambiar por tus versos
Sus calles no tienen puertas
Y sus ventanas no llevan a ningún precipicio
Busca a ese niño que fue y no lo encuentra
Te busca con las ganas locas de volver a llorar por tus ojos
Y sus ojos sólo encuentran distancias
Caricias, besos, flores marchitas, truenos, relámpagos
Recuerdos de tu piel mestiza
Que hoy le regala imperturbablemente tu silencio
¡Reclamo sus reclamos!
Como un ser desprovisto de pasiones
Sin ojos y sin lengua, sin saliva y sin córneas
Con ese aroma descuartizado del pasado
Donde sus dedos artríticos
Con la esperanza del dolor y del delirio
Siguen creando
Siguen tecleando las sílabas
De esta rabia que le oprime los sentidos
¡Reclamo sus tristezas!
Escribe en una sala que desconoce
Se reencuentra en el recuerdo y la nostalgia
Con desordenados muebles cojos
Un reloj sin tiempo
La mesa inquieta de aquellos desayunos hambrientos
Ventanas cansadas, infértiles
Aquél espacio no intenta simular un antiguo campo de batalla
Sin embargo lo es
Su aliento descubre a esos guerrilleros bajitos
Sin futuro en el país
Aunque ahora vestidos de mayores desesperanzas
Ellos han convertido una vez más aquella sala
En un campo de concentración
Las únicas prisioneras son las arañas
Que amenazaban sus pesadillas
Y nuevamente, desvergonzados
Entierran su locura
En fosas comunes
Donde tiritan de frío
Los mismos compinches de su niñez trastocada
Descubre la pintura herida de antaño
Los azulejos dispares
El mismo aroma a adobe húmedo
Que tiene prisionero a todo el barrio
Y que vuelve a incluirlo en su lista de novatos
¡Reclamo sus recuerdos!
Sigue escribiendo en una casa que fue suya
En el tiempo de su infancia
Se apoderó de su espíritu
Suyo fueron su silencio, la tristeza, su miope alegría
Convivió con sus fiestas alocadas
Soportó, heroicamente, los escasos años que pesaban sobre sus padres
Suyo fueron sus compadrazgos
Y el imperfecto deambular de sus hermanas.
¡Reclamo su pasado!
Describe todo un barrio que le ignora
Que le asusta con sus noches filudas
En sus sueños le persiguen fantasmas
Ofendidos porque nunca retrocedió
Son siluetas del pasado que desean inducirle
Le piden un Sol o cien Pesos o un Euro
Y él desde su bolsillo inmisericorde
Les niega el saludo
Regalándoles un pan
Que devoran ante sus dientes obscenos
¡Reclamo su esperanza!
Escribe y desaparece en un país que desea cambiar por tus versos
Sus calles no tienen puertas
Y sus ventanas no llevan a ningún precipicio
Busca a ese niño que fue y no lo encuentra
Te busca con las ganas locas de volver a llorar por tus ojos
Y sus ojos sólo encuentran distancias
Caricias, besos, flores marchitas, truenos, relámpagos
Recuerdos de tu piel mestiza
Que hoy le regala imperturbablemente tu silencio
¡Reclamo sus reclamos!
Podría Estar
Podría vagabundear por el dow tow de Miami,
por las viejas calles de Madrid,
saltar de isla en isla por las Canarias,
visitar el sena en París,
correr por Irun en el país vasco,
bailar en el puerto olímpico de Barcelona,
aterrizar en Bruxell,
gritar en Ámsterdam,
vomitar de borracho en Santander,
reír, gritar, llorar en New York,
pero no,
prefiero esperarte en la avenida Los laureles
abrazarte y esperar que me abraces
besarte y esperar que me beses
y colocando mi oído en tu pecho lentamente
esperar que me digas,
amor, amor como otras veces.
por las viejas calles de Madrid,
saltar de isla en isla por las Canarias,
visitar el sena en París,
correr por Irun en el país vasco,
bailar en el puerto olímpico de Barcelona,
aterrizar en Bruxell,
gritar en Ámsterdam,
vomitar de borracho en Santander,
reír, gritar, llorar en New York,
pero no,
prefiero esperarte en la avenida Los laureles
abrazarte y esperar que me abraces
besarte y esperar que me beses
y colocando mi oído en tu pecho lentamente
esperar que me digas,
amor, amor como otras veces.
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